por Camila V.
Lunes
(y la renovada esperanza que se muere al tiro cuando uno llega a la pega)
Los lunes yo me levanto empilada, con ganas de trabajar, de cambiar el mundo, sin embargo el mundo se encarga de ponerme en mi lugar porque una vez que llego al trabajo mi escritorio está ahí, cruel, implacable, y sobre el receptáculo de papeles siempre hay una nueva circular y en el mail hay seis o siete correos que cuentan de reuniones horribles y uno que otro de mi jefe citando a esas reuniones espantosas que siempre me ponen en mi lugar y matan de cuajo mis esperanzas en el futuro. Entonces me doy cuenta que (querámoslo o no) soy mina y una mina siempre tiene que cumplir con el rol de pintarse bonita para hacer juego con las cortinas de la oficina o para estar a punto con esa eventual visita de la gente de "arriba" que en cualquier momento se deja caer y te elimina por lucir como estropajo.
Entonces me acuerdo de la peli La secretaria y cacho que no estoy tan lejos de que un día mi jefe me agarre a palmetazos en el culo y me ponga en orden. Y me siento vulnerada, medio putona, algo estúpida a pesar de haber aprobado con distinción todas esas pruebas de mierda que pasé en la universidad y pensando que en lugar de un postgrado voy a necesitar una inyección de botox y un par de tetas nuevas si es que llego a los treinta y quiero subir en la escala única.
Martes
(y el demonio empieza a aparecer de a poquito)
Los martes uno sabe que queda toda una semana para salir a pasarlo bien, entonces la desesperación que expele el hueón de la fotocopiadora se te pega en el cuerpo y empiezas a sentir las ganas de matar a alguien... no literalmente, pero casi.

A veces uno le comenta esto a alguien y te das cuenta de que en la oficina hay más de un psicótico suelto, entonces no sabes si empezar una revolución o lisa y llanamente seguir con la vida pues, uno que lo tira como talla y el tipo de la oficina de junto que prende con agua y ya te imaginas que empieza a repartir balazos como enfermo de la cabeza y te tildan de subversiva o de loca. No sé.

Miércoles
(mitad de semana, primer happy hour)
No tengo explicación para lo siguiente pero: los miércoles nadie trabaja. Es el día internacional para sacar la vuelta y mirar el facebook. También es el día en que mis compañeras aprovechan para hacer planes, comprar ropa, subir fotos de gatos y prepararse para el happy hour.
En mi pega ya es casi costumbre de que mi jefe salga los miércoles y todos lo pasamos mejor. Hacemos estupideces, sacamos la vuelta, convesamos, salimos a comer y nos mostramos fotos del fin de semana. De paso hablamos con la señora del aseo que nos cuenta infidencias de todos los jefes de departamento y además nos ponemos las pilas para hacer un paseo de oficina o algo por el estilo.
Siempre me da la idea de que un miércoles vamos a terminar bailando sobre las mesas, no sé por qué pero me imagino que, así como en el gif de abajo, es que sentimos que dentro del castigo tenemos un rato libre como para hacer lo que queramos y, digámoslo con todas sus letras, ese día lo único que queremos hacer es hueviar.
Lo mejor del miércoles es que se me acerca la Karen y me dice al oído Oye hueona vamos al happy hour hoy día" y yo le digo ya.
Entonces como quince minutos antes de salir nos empezamos a arreglar en el baño (como ya sabemos que ese día hay hueveo siempre llevamos una polera sexona en el bolso y yo me voy en metro porque ni cagando me vuelvo en bici después de tanto pisco sour y tanto vodka con berries). Y ahí nos ponemos en onda, aunque esa "onda" es relativa porque está claro que por mucho que uno se arregle y se prepare para salir hay un dato que no cambia: Venimos de la pega! Hay que ser honesta, por mucho que te pintes o intentes poner cara de cool vienes de un día de trabajo, en medio de una semana de trabajo, y aún cuando pretendas verte como Natalie Portman en Closer cuando lucía una hermosa peluca rosada y trabajaba como stripper en un club nocturno tienes que saber de antemano que no eres Natalie Portman y, por lo tanto, te ves más parecida a Samuel L Jackson que a la tortillera de Black Swan. Eso es un hecho.
Jueves
(El día en que se renuevan las ganas de convertirse en la mujer metralleta)
El jueves es el primer día de la semana en que vas a trabajar con resaca. Esto quiere decir que aunque intentes ocultarlo es imposible dejar atrás el dolor de cabeza y las miradas cómplices de tus compañeros de trabajo que hace tan sólo unas horas te vieron hacer el loco cantando en el karaoke o bailando demasiado cerca de la pélvis de algún abogado chanta.
Entonces la receta es llegar con estilo, lentes negros, actitud y garbo, aunque te estés hecha mierda y te veas de sesenta años, no importa: ACTITUD!
A eso de las doce del día las bebidas isotónicas han ayudado un poco, es cierto, sin embargo vuelve el bichito negro que te obliga a querer algo más del mundo.

A mí por lo general me baja algo que he llamado como "caña de reivindicación político/social" que en resumidas cuentas consiste en que pienso que merezco algo mejor. La última vez se me ocurrió la brillante idea de pedir un aumento y mejoras en las condiciones laborales de toda la oficina.
Hice el loco, es cierto, porque mi jefe me quedó mirando con cara de que yo estaba más loca de lo que él se imaginaba y aunque no se río de mí me dio una solución que fue peor que si se hubiera reído a carcajadas: Cambió la cafetera.
Ahí yo me di cuenta de que si bien estoy lejos de que me agarre a palmetazos en el culo si estoy muy cerca de que me salgan pezuñas antes de que este viejo de mierda me arregle la situación económica. Es cierto, conseguí una cafetera que fue celebrada con aplausos por mis dos compañeros de trabajo que toman café como idiotas, pero yo me sentí un poco como que fui por lana y bueno, ya saben... Me dieron una chaucha.
Viernes
(al fin...)
El día viernes es el día en que ya sabes perfectamente qué hacer y cómo hacerlo. Y esto se debe a que tienes la claridad perfecta como para parar cualquier embate del trabajo, de tu jefe y de cualquier cosa porque lo que no se resuelve se deja para el lunes y porque sabes que todo el mundo está pensando en la noche, en el facebook, en el whatsapp y en la mina del bar. Por lo tanto posees ese superpoder ejecutivo que consiste en detener las balas con los dientes y en frenar todo tipo de espolonazos de tu jefe con una tranquilidad que asombra.
A eso de las 5 de la tarde ya estás agotada de tanta semana y se te nota, pero alguien te recuerda que tienes un cumpleaños, un matrimonio, una junta de excompañeros, una cita formal con alguien y entonces empieza el estrés de la vida personal que también tiene sus cosas atroces como el domingo familiar o la visita de los primos que detestas, entonces caes en un sopor medio perverso y te echas, literalmente, sobre el escritorio con cara de náusea hasta que llegan tus compañeros de pega a rescatarte con unos palmetazos que te traen de vuelta a la realidad de que es viernes y que como ya dijiste hay que dejarlo todo para el lunes porque nada importa y hay que darse ánimo para salir a hueviar.
Viene tu amiga y te dice "oye hueona y si pasamos un ratito al happy hour antes de irnos pa la casa" y aunque ese día típico que fui en bicicleta igual termino yendo porque es viernes y nada en el mundo es más importante que un vodka con berries para terminar bailando con un desconocido oficinista que baila como el pico pero da lo mismo porque insisto, es viernes, y todo se puede ir a la chucha hasta nuevo aviso. Listo.
bESOS (MUAC!). Gracias por la buena onda a los que me han escrito.
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Nos vemos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarenfermo xD
EliminarMiedo :| jajaja
EliminarMientras leía solo podía pensar....que pena su vida!!! que al final toda la semana esperes el viernes, que odies el trabajo, que las lucas valgan mas que ser feliz...y dp entendí, es santiaguina...ojalá intentaran buscar un trabajo que no quieran salir arrancando. Mi vida es tan diferente! y amo mi trabajo!!
ResponderEliminarPúdrete, maldito HIPPIE!
EliminarSí, es bastante triste, pero la condescendencia estaba demás.
Eliminarme pareció bien patético el relato, pero lo peor no es eso, sino que describe fielmente lo que uno observa
ResponderEliminarYo llegué a tener un trabajo así y sentir exáctamente lo mismo, pero después de años de estar stressada e infeliz un día decidí cambiar mi vida y ahora vivo con poco pero con una inmensa sonrisa, espero que la autora del artículo algún día lo considere.
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