TESTIGOS DE JEHOVÁ, EL PODER EN LA LITERATURA Y EL SUEÑO COMO UN RECAUDADOR DE IMPUESTOS

Duermo, en una noche buena, 5 horas como máximo. Y prefiero no recordar mis sueños, es decir, elegí cerrarle la puerta en la cara a los interpretadores de sueños y después a los testigos de Jehová que hoy me preguntaron: “¿Cree en la Biblia?”, pues claro, estoy llevando a mi hijo Isaac al monte a matarlo. No supieron qué decir. En Chile casi nadie entiende lo que lee.

Por otra parte, que estupidez me parece eso de sobrellevar vidas sin más inteligencia que la de adaptarse en contraposición a la de una vida que lleva a tope el sino trágico de su propio destino ¿Jesús, el hijo de Dios, se adaptó? o ¿Por qué tantos creen que tener una flauta te hace músico? Y ¿tener un libro, un lector?

Últimamente, me parece que todo encalla en que leer o escribir es representar poder y no autoridad. Y eso en todo orden de cosas, por ejemplo, Piñera tiene poder, pero no tiene autoridad. El presidente de Uruguay, Pepe Mujica, tiene autoridad, sin embargo no le interesa el poder. Porque el poder es miedo y por añadidura el fin de la literatura como un camino, una elección buena o mala. Y así sucede con la gran mayoría de los artículos académicos, poemas y novelas que se publican en el país, son pedazos de miedo, de fórmulas recocidas, cantinfleadas, escritos hechos en una zona de confort llena de consignas vacías, rayados de muro, peroratas sin ton ni son, frasecitas de cartel de candidato, 140 caracteres. En definitiva una poesía política de mucho aspaviento pero carente de autocrítica y reflexión concreta. Y, sin embargo, tampoco creo que no hayan buenos libros o series o lo que se te ocurra. Lo que no hay es autoridad. Y el poder obnubila el gusto, arruina la escritura.

En fin ¿Qué es la inteligencia cuando escribes? hacer lo que quiero un día de la semana cualquiera. Eso no quita que a veces tengamos que hacer lo que hay que hacer. Hoy me parece que significa que no vale la pena escribir un artículo que no va a herir a nadie. O que no hay nada más huevón que comentar un video musical en Youtube, el que se te ocurra, para decir que Arjona, Bieber o el Reguetón valen callampa, no son música, que se mueran.

¿Serán los mismos que trabajan en Ají verde, comentan poesía en El Mercurio, dan elPremio Altazor o Nacional, el de Mejores Obras Inéditas o Publicadas? Sin duda, no tenemos nada que hacer con esos paladines de la cultura, esos defensores del arte.

No se equivoca Kurt Vonnegut en una entrevista de 1976 para The París Review: “no escasean los buenos escritores. Lo que nos falta es una masa de lectores fiables”. Y claro, del poco tiempo y vida que se les concede a los hombres dice Aristón, que el sueño como un recaudador de impuestos, se lleva la mitad.