por Mauricio Arce
Soy un hombre común. Me levanto todos los días para ir al trabajo. Sufro los latigazos de un jefe déspota y puteo por lo bajo, e incluso por lo alto si se da la ocasión. Gano lo suficiente y menos que eso para mantener a mis hijos, mi prole es numerosa, y espero ansioso el fin de semana para olvidarme de la pega, pero este se va como un sueño, no ha dejado de ser viernes en la noche cuando me encuentro de nuevo el lunes por la mañana esperando la micro, otra vez en el punto de partida, medio soñando, medio aterrizado a la fuerza, medio drogado por la tele y el diario La Cuarta. Aún disfruto con el Chavo del 8 (Dios lo guarde) y aunque no me gusta el fútbol, soy de los que creen que la era Mainicolls fue LA oportunidad que tuvo este deporte en Chile para dignificarse de una vez y cambiar la historia (ya parece cuento la weá). En suma, soy un perfecto Juan Pérez e imagino que por eso me ofrecieron la posibilidad de tener un espacio en estas páginas. Supongo que la idea es que uno del insigne montón vierta su visión del mundo y explique como se ven las cosas de este lado de la barra, pues han de saber mis estimados que soy Barman, trabajo en un restobar del centro de Santiago. Ahí me machuco, y desde ahí veo ocurrir al mundo en general y a Chile en particular, día a día, noche a noche. Escuchando las últimas que traen los parroquianos, mis santos ebrios, entre maestros carpinteros, apostadores de caballos, abogados y corredores de bolsa, de lo más transversal y republicano que se puedan imaginar. “¿Supiste la última?” Me dijo hace unos días Cristian, (trabajaba como jefe de inversiones de cierta institución dedicada a la especulación, por lo tanto improductiva y ahora se toma un año sabático después de haber recibido una más que suculenta indemnización por concepto de años de servicio, lo encontraron en su oficina recibiendo un caluroso y concienzudo mamón por parte de la secretaria de gerencia que es, o era, a su vez casada con el gerente de R.R.H.H. Pero no es un caso de abuso, es más, hasta donde sé por mi amigo, quien abusó por más de 20 años de la paciencia y la nobleza de la secre fue su propio marido, el mencionado gerente de…esta, supongo que cansada de un idiota sobre endeudado, obeso y fantoche decidió ir por algo más real, digamos que más a escala humana.) En fin, le pregunté a que última se refería.
- -
El curita, Cristian Precht.
Acusado de abuso a menores y a adultos.
Dicho esto se empinó un trago de pisco sour bien
seco, que a propósito es con limón de pica y solo con este cuando alcanza su
máxima expresión. Aprovecho de declarar, a despecho de algunos compatrioteros, para
mi gusto el Pisco es peruano, lo sé, los he probado de todas las layas y no me
cabe duda. Y aunque la experiencia gustativa de cierto aguardiente Chilena,
Orcón Quemado creo que se llama, es lo más cercano a un orgasmo, los Piscos
Peruanos alcanzan una nobleza y complejidad asombrosas, y eso mis amigos sólo
se logra siendo el primero, toda vez que hasta la guerra del salitre la
frontera con el país del norte se ubicaba bastante más al sur, zona que según
entiendo comprende el área geográfica y cultural donde nace el dorado elixir.
Pero no nos desviemos, por cierto que sabía lo
de Precht, lo había escuchado en cierto noticiero matutino radial que no me
pierdo. ¿Que podía decir? Soy hombre de izquierdas, y mi amigo Cristian un
derechista liberal ¿Acaso quedábamos empatados?
-
-En todo caso compadre, tengo que
decir que este curita no era un Tato, ni un Caradima – Agregó mi muy estimado,
haciendo una concesión piadosa.
Como no, si no sabré yo que viví gota a gota los
aciagos ochenta, que si no hubiera sido por este hombre, quién sabe cuantos
Chilenos y Chilenas más no la hubieran contado. Que gracias a su gestión se evitaron
más torturas y asesinatos en nombre del futuro, la patria o quien sabe de que
mierda. Que este sacerdote junto al Cardenal Raúl Silva Enrique y otros curas
comprometidos socialmente, salvaron al país de caer en un vórtice aún más
profundo de denigración y miseria. Hay que decirlo. Y sin embrago el hecho es
este, abusó de menores, de MENORES, y no importa cuanto halla hecho por sus
compatriotas, abusó, abusó y abusó y a mi se me cae la cara de vergüenza y de
pena de ver que todo se desmorona al otro lado de mi trémula barra. Me imagino
que debe haber miserables que bailan como mulatas en carnaval con esta nueva,
que se sienten empatados y que se sonríen íntimamente, con la hipocresía de la
que solo ellos son capaces al corroborar que nadie está libre de caerse bien
abajo, de que la miseria si se puede distribuir con equidad después de todo, y
que al menos eso no sólo les pertenece a ellos.
Sin embargo, sin embargo todo, sin embrago nada,
queda un consuelo. Las mujeres y hombres que hoy besan a sus hijos, a sus
amantes, a sus amigos, y que sea como fuere, si no hubiera sido por la
gestiones de este cura hoy no serían sino polvo y sombras en la memoria. Creo
que eso es más de lo que dejó Caradima o cualquiera de los abusadores de
similar pelaje. Por último no pasemos por alto lo siguiente: Aún nadie ve a
Precht sometido a debido proceso bajo la jurisprudencia de la república de
Chile, con derecho a presunción de inocencia y aporte de pruebas y testimonios
suficientes que acrediten su culpabilidad. Eso, no digo más.
Pasan los días y las noches entre humo de
tabaco, tragos de todas las gradaciones y canciones de Joaquín sabina (Dios lo
guarde) y veo como todo se desmorona, o al menos eso parece. Digo que eso
parece porque también he visto a través de las puertas del bar a un pueblo
estudiantil levantado contra el lucro, corriendo empapado de agua, gas
lacrimógeno y esperanza. Entonces respiro algo aliviado, si, se cae la
civilización, como una vieja que en su último intento por aferrarse a la vida
se agarra del mantel arrastrando todo con ella. Pero algo hay detrás que viene,
se siente… espero que mi barra se mantenga firme. A propósito, una vez escuche
al Precht decir en una conferencia, citando a la Biblia: “Algo nuevo está
naciendo, ¿no lo ves?”
¡Salud!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Excelente la calidad de la fotografías!!!!!!!!! Muy buena composición urbana.
ResponderEliminarMuchas gracias Anónimo lector, se agradece enormemente el piropo.
Eliminarun abrazo
!!!!Ha que Lindi......
ResponderEliminarExcelente publicación... Felicitaciones a Mauricio, a quién tengo el honor de conocer
ResponderEliminarHoy te encontré en la calle amigo me devolví en la bicicleta para saber que eras tú jajajjajajaj....fue un gusto.... hacian años, parece... me impresiona y me llama la atención que sigas con la fuerza de escribir eso que tanto te gusta!! sigue así .... por que hay mucho mas que contar.... ;) con fuerza y adelante....
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRudyard Kipling, narrador: "Las palabras constituyen la droga más potente que haya inventado la humanidad."
ResponderEliminary tu Mauro eres parte de esa humanidad,un abrazo.