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El día en que me agarré a calugazos con Nicolás Monckeberg 

& diez puntos acerca de la campaña/publicidad electoral

por Arturo LedeZma 
en la edición N° 148 (noviembre) del periódico El Ciudadano


 

 También me topé con MEO. En la FILSA. Corría por los pasillos, seguido de un grupo de gente que lucía chapitas de campaña. Pero MEO es más sencillo, sólo corre tan rápido como habla, agarra gente y se toma fotos con ellas, que quedan atrapadas pensando ¿Qué mierda hago con el marido de la Karen al lado?

Enumeración caótica: 

1.- Estamos en tiempo de elecciones. Fome. Voy de vuelta a casa, tomo el metro, salgo del metro, hay un grupito de gente con banderitas y repartiendo chimuchina. En medio de ellos está un candidato que regala calugones en una bolsita y le dice a la gente frases cliché del tipo para que endulce la vida  u otras con tintes más biopolíticos y situados en la masculinidad como Caballero, tome, para que le dé un calugazo a su señora. Me parece ridículo, es Nicolás Monckeberg y me da un poco de risa, algo de rabia, bueno, es lo que hay. 

2.- Yo venía con mi mujer de la mano. Pasamos de largo y luego volvimos sobre nuestros  pasos para hacerle la pregunta de rigor que era ¿por qué chucha no pone un micrófono y plantea sus ideas en lugar de regalar calugas a la gente?. Se nos acerca el candidato y nos dice Hola chiquillos, cómo están? Bien, le podemos hacer unas preguntas? Claro, son de algún medio? Si, somos del ciudadano. Se da media vuelta y se va. Nos niega cualquier guiño de conversación y aparece inmediatamente un tipo que se identifica como jefe de campaña y nos empieza a molestar, nos corretea. Nos reímos de él y entonces Monckeberg, muy incómodo por las estupideces que el tipo decía, lo hace callar, lo quita de encima, pierde la paciencia con nosotros y con la situación sin borrarse la sonrisa de candidato del rostro y sigue saludando gente y regalando calugones en bolsitas. 

3.- Nicolás Monckeberg y cualquier candidato que se le parezca padecen de una ansiedad brutal. Están inmensamente inmiscuidos en la vida política que han dejado de leer, de reflexionar, de pensar. Adoptan una posición de caballo de carreras que, sabiendo que hay otros caballos corriendo al lado, siempre miran para adelante y se sorbetean los mocos al correr pero no dan palabra y no dan respuesta. Calleuque, corre ctm!

4.- En cualquier salida de metro o cualquier feria libre, uno puede ver a los candidatos haciendo el ridículo. Captando votos. Ganando con calugas o con pollos asados la benevolencia de un elector. Hay tipos que regalan anteojos ¿se acuerdan? Y otros que lisa y llanamente para ahorrar tiempo mandan a sus trabajadores a votar o los ponen a trabajar en campaña y les dan un bono de horas extra y listo. Por eso lo que digo no es que sea una condición de mi candidato RN don Nicolás, sino que es algo que se repite con mucha frecuencia entre los abanderados de la derecha amplia (esa que va desde la DC hasta RN). 

5.- También me topé con MEO. En la FILSA. Corría por los pasillos, seguido de un grupo de gente que lucía chapitas de campaña. Pero MEO es más sencillo, sólo corre tan rápido como habla, agarra gente y se toma fotos con ellas, que quedan atrapadas pensando ¿Qué mierda hago con el marido de la Karen al lado? Luego sigue su curso y corre y salta y de repente se va. Corta. Es una verdadera eyaculación precoz política. Un discurso completamente rápido y efectivo como un estornudo en el metro. Te afecta, es cierto, pero porque salpica. 

6.- Por otra parte, la televisión se encarga de hacer y de reemplazar lo que antes hacían las palomas publicitarias y los carteles colgados en los cables de luz. Es decir: estorban. Uno está mirando algo y aparece Don Francisco entrevistando candidatos (es el paroxismo de la dominación y el mal gusto, creo que únicamente en Chile podría darse la dinámica de que un rostro tan ligado a la dictadura esté a cargo de informar políticamente a la gente) y uno siente que en cualquier momento saca un objeto y hace que el candidato lo venda. Una cosa así como que de repente aparece con un Rinso en la mano y se lo pasa a la Roxana Miranda pa que diga “Hola, soy Roxana Miranda y yo, al patrón, le lavo la ropa con Rinso” y entonces uno se da cuenta de que todo es mentira y se burla de ella como se ha burlado toda la vida de la gente de clase baja igual como en dictadura cuando ponía a concursar a los pobres tipos en el chacal de la corneta, perdón, trompeta. Y entonces pienso que en la TV otra vez le ponen la pata encima a todo el mundo y por consecuencia me acuerdo de la Cony Santa María no dejando hablar a Claude y ya me fui a la chucha porque se me fue la idea y me voy a poner a rabear contra el poder y su prensa facha y puta que da rabia la wea y bueno… Calmao. Sigo. 

7.- A todo esto el jefe de campaña de Monckeberg no se quiso identificar, pero pa que se hagan una idea, se parecía al Kike Morandé. Me agarró pal hueveo y se empezó a burlar de mí, te juro. Ahí era cuando Monckeberg trataba de que se callara porque el tipo (que evidentemente no es un genio de las comunicaciones) mientras yo le preguntaba de por qué su candidato no hablaba o contaba a la gente de su propuesta política en lugar de regalar calendarios y dulces me empezó a decir cosas del tipo (lean esto con voz engolada por favor) “...oye que inteligente este huevón, podríamos contratarlo como creativo… Oye que huevón más simpático… oye que huevón más chistoso” Y así me pasé unos 5 minutos tratando de que Monckeberg dejara un segundo de reír para que me respondiera y también trataba de que el tipo me dejara de acosar con sus guatazos, punteos, empujones y con sus calendarios de mierda y con toda esa faramalla de porquerías que les gusta acarrear cuando se paran afuera del metro. A todo esto yo le dije Oye y por qué chucha este weon no habla y hablay vos? A lo que Monckeberg respondió “pero si no es periodista, porque un periodista no dice garabatos”. Este ctm está de patio, pensé (aún cuando yo no soy periodista, hay que decirlo… si algún periodista está leyendo esto por favor que levante la mano y me diga si es verdad que no hay que decir garabatos en una entrevista, me acabo de enterar). 

8.- La historia con Monckeberg terminó en que le saqué un par de fotos con mi celular (terrible de Cuma no andar con cámara en ese momento y por eso la foto está terrible pixelá) y sin decir que posó para la foto al menos siguió repartiendo calendarios y calugas mientras las señoras del comando me decían que me fuera a la mierda y me gritaban que los comunistas habían matado a un amigo suyo (no sé la razón de que uno por preguntar algo ya esté inmediatamente militando en el PC, no soy PC por cierto, aunque parece que debería) y entonces ya todo se volvió incómodo y seguí caminando y pasé a comprar el pan. 

9.- Cuando leas esto faltarán menos de 10 días para las elecciones y seguramente ya habrás comido hartas calugas en la calle y tendrás un montón de calendarios y chapitas de los candidatos. Habrás visto la televisión y sus debates que no son debates sino asambleas de curso. Seguramente aún no estás completamente seguro de por quién votar o no votar y leerás esta columna con la misma intensidad moral con la que la escribo, es decir, con esa incertidumbre de si levantarte a votar o no el domingo 17 y con las ganas de que de una buena vez aparezca un candidato que te diga algo que te llene, no la guata de dulces, sino la cabeza. Entonces sentirás la misma angustia de saber que quedan 4 años nuevamente para padecer de la sustancia pegajosa y trucha que son los presidentes de Chile y te decidirás por el mal menor únicamente por evitar la segunda vuelta. 

Algún día sabrás que todo esto no es política sino que es publicidad. Algún día entenderás que la revolución se hace cantando pero cantando bien. Y me imagino que estarás, como yo, ahora sin voz para hacer una conclusión inteligente o para decidirte a salir a dejar la cagá porque, con las herramientas que tenemos y con las ganas que nos van dejando, todavía no nos alcanza para escribir el punto 10 y decir algo inteligente de estas elecciones.


10.- Pendiente. 

Escrito por: Anónimo

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